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lunes, 3 de noviembre de 2014

Preguntas sin respuestas y amores por despecho

El hombre, desde tiempos inmemoriales, siempre se ha echo preguntas, pero pocas veces ha obtenido respuestas, al menos contundentes. Yo no soy menos para ello.

Estos días varias cuestiones me rondan la cabeza. No en el sentido social, político, familiar... Sino sentimental, como llevo trayendo desde hace algún tiempo al blog, y es que se ha convertido en principal tema del sitio.

Cuando una verdadera relación acaba (me refiero a noviazgos apasionados y reñidos, no líos o rollos pasajeros), te preguntas cómo pudo acabar, pero las respuestas llegan si indagas un poco en el pasado más reciente, o si analizas la relación. Sin embargo, obtener respuestas a preguntas más concretas es más difícil. Sobretodo llegan los "porqué" o "cómo tal". Cuando estás solo y tienes mucho tiempo libre, o al menos un poco, acabas pensando más de la cuenta, como es en mi caso. Analizas toda la relación con mente fría, intentando unir las piezas del puzzle. Al principio, como suele ser normal, te adjudicas tu la culpa de todos los males que pasaron. No iba a ser menos en mi caso. Pero, cuando estás sereno y analizas ciertas cartas, publicaciones, escritos... Dices, ¿cómo pudieron cambiar tanto los sentimientos de una persona?


En mi caso, la chica a la que amaba y con quien salí estaba locamente enamorada por mi. Debido a varios fallos y reincidencias por mi parte se acabó, es más acabé yo con la relación (para luego arrepentirme y arrastrarme). Esa persona que tan locamente estaba enamorada por ti, ¿cómo puede cambiar totalmente en la forma de verte y tratarte? Pese al dolor, esa chica siguió luchando para recuperarme y siguió enamorada de mi, pese a mi nublada vista y fatal destino. Sin embargo, me encuentro que, en apenas el espacio de una o dos semanas, todos esos sentimientos cambian de manera repentiva y sin antecedentes antes vistos. Termino leyendo todo lo que me escribía, o sus pensamientos. Todo esto en tiempos de discusiones, riñas... Resumiendo, que cierta persona no podía vivir sin mi. Algo típico cuando somos jóvenes. Cosas como "siempre le elegiré a él" o "contigo, sólo contigo, tengo esa chispa". ¿Y qué pasó con la chispa? Como si fuera el pedernal de un mechero: parece que se agota.

Sientes rabia, en ocasiones acusas de hipocresía o de uso. Sí, me siento usado por la persona que me amaba y que nunca se iba a alejar de mi. Hoy nos encontramos bloqueados y borrados de todos los sitios e intentamos evitarnos a toda costa, no meternos en la vida del otro. Hacer como si no existieramos. ¿Qué cambió para que todos esos sentimientos murieran en una semana? Obviamente, la novedad y la magia son los causantes de tales sucesos. Cuando conocemos a alguien con quien compartimos muchas cosas, con la que nos llevamos bien y que nos apoya en tiempos de dolor y sufrimiento, está la fatal costumbre de las personas de encariñarse y, finalmente, enamorarse. Cuando la falta de aprecio, de compañía y el dolor se apoderan de nosotros, buscamos ese algo desesperadamente, y es lo que lleva a una de las peores relaciones que pueden existir, y son los amores por despecho. En ocasiones son platónicos que, con el tiempo, acaban marchitándose por la falta de sucesos o cercanía. Esto suele durar un mes o unos pocos meses antes de que la persona se estabilice mental y emocionalmente, cosa que se ha alterado por una ruptura dolorosa. Pero cuando la persona se "enamora" en momentos de dolor y de inestabilidad emocional, acaba creando un sismo psicoemocional que se puede agravar si esa persona enamorada termina congeniando un vinculo emocional con la persona a la que "ama". Cuando las dos personas salen o emprenden un noviazgo, generalmente esporádico y con falta de información de la pareja, normalmente sólo una ama con el corazón a la otra. Es decir, el despechado es el único que ama, y tiende a ser una marioneta emocional de la otra persona, la cual ha podido atacar a sabiendas de su estado o, sin saberlo, emprender una relación por interés, ya sea físico o sexual. El despechado, en esta insana relación, pronto empieza a sufrir miedos, en buena parte heredados de su anterior relación. A diferencia de una relación amorosa natural, la cual tras un proceso de acercamiento acaban creando emociones, estas relaciones son totalmente aleatorias y no suelen satisfacer todas las demandas emocionales o sexuales de los individuos. Pronto, la relación que parecía perfecta y que te sacaba del agujero, se convierte en un infierno y libre albedrío emocional y psicológico. Es normal que el despechado sufra miedos, pesadillas o de bipolaridad en estas relaciones, básicamente porque no ha superado o no ha superado correctamente su anterior relación. Las costumbres que tenía con la anterior relación las suele volcar en la nueva, como de una continuación se tratase. El amor despechado puede ser muy intenso, y a mayor intensidad, más dañino, incluso más que la anterior ruptura amorosa. El resultado no suele traer nada bueno si no se trabaja desde el principio, porque si el despechado ama con locura a una pareja la cual no siente los mismos sentimientos o no tan intensos, acabará ahogando a la otra o sufriendo de manera casi diaria. Esto ha llevado, por desgracia, a importantes trastornos psicológicos y alimenticios; incluso al aislamiento y al suicidio, algo muy normal en los Estados Unidos y que está brotando en toda Europa occidental.

Comprendiendo el párrafo anterior (no soy profesional ni tengo conocimientos en la materia, por lo que pueden existir cosas un tanto confusas), el amor por despecho juega una mala pasada a nosotros, que sentimos impotencia y rabia; pero también a nuestra expareja, la cual si no consigue estabilizarse puede acabar perdiendo la cabeza y en un mar de lágrimas. El despecho es lo que hace que una persona muy enamorada de otra acabe cambiando sus sentimientos, pero no cambia su amor o ella, todo lo contrario: lo acaba volcando en un tercero, con el objetivo de que éste satisfaga sus necesidades emocionales. Las personas más jóvenes y/o inespertas tienden a sufrir más de estos trastornos emocionales. Si queremos sentirnos algo mejor, podemos pensar que esa persona nos siguen amando intensamente, pero debido a los acontecimientos y al dolor ha mudado sus emociones a otra relación, la cual generalmente tienden a acabar mal, sin acuerdos de ruptura mutuos. Es una desgracia y un problema, porque si una persona sufrió mucho durante bastante tiempo, puede verse envuelta en poco tiempo de un dilema aún mayor y más intenso, lo cual tenemos que evitar apoyando y aconsejando, nosotros (según la situación) y sus amigos.

Por desgracia, no parece que haya alguna solución a los amores por despecho, todo lo contrario. Las mujeres despechadas envueltas en una relación espontánea se pueden aferrar más a esa relación si la gente se opone, y sobretodo si su último ex se opone. La típica ley natural de no hacer tal y acabar haciéndolo.

Las preguntas quizás nunca se respondan, o quizás hayamos encontrado la respuesta, pero no la vemos.

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