Buscar

lunes, 1 de diciembre de 2014

Sentimientos.


Dios me creó sin sentimientos, o eso pensaba hasta hace unos meses. Sabes que no eres piedra, más bien cristal. Un cristal frágil y quebradizo que se va cascando con el paso del tiempo. Cuando ese cristal se cuida, se mantiene perfecto, reflectante. Permite pasar la luz y gozar de buenas vistas cara a la ciudad, el campo... Pero cuando ese cristal no lo mantienes tú o no lo mantiene otra persona, tiende a ensuciarse, a arañarse, a romperse. Entonces la brillante luz no pasa, y sólo vemos una imagen rota del mundo que nos rodea. Así me siento yo, cristal. Un cristal roto.


Hace muchos meses atrás me preguntaba porqué no lloraba, porqué no sentía. Veía gente sufrir a mi alrededor y no sentía reparo. Vi a gente llorar en mis hombros y no sabía qué hacer. Tampoco me importaba. Dejaba a gente venir e irse, sin sentir ni rencor ni pena. Vi a mi abuelo fallecer hace varios años, y ni una lágrima cayó de mis párpados. Nunca conocí a mis abuelos maternos, y hasta hace poco no me importaba. Hice sufrir a mucha gente que me importaba y que, hoy, ya no están, y tampoco sentía pena. Muy distinto a lo que vivo hoy.

Tengo 17 años, en escasos meses 18, y no ha sido hasta hace medio año cuando he empezado a darme cuenta que yo también tenía sentimientos, que lloraba, que era frágil como el cristal. Que puedo echar de menos, mucho, a una persona. Que el amor y el enamoramiento no eran meros estados que sufríamos, sino más bien una forma de vida. Que se puede llorar por el pasado, y los momentos. Que puedes sufrir junto a la gente que te importa, que también sufre. Intento no pensar, intento ser feliz, y soy incapaz. Veo, que la única felicidad que llegó a mi vida duró más de dos años, y que no supe valorar. Nunca hasta ahora había pensado en cómo era mi vida antes de esa felicidad, y es más bien como estoy ahora. Soledad, vagancia, frialdad. Nada puede remediarlo, ni siquiera el alcohol mas fuerte, ni los mejores amigos del mundo.

Sabes que has cambiando cuando eres capaz de renunciar a lo que eres, a tus ideas y a tus creencias por una persona, por evitar que una persona que te importa sufra o se distancie de ti; o, directamente, que se vaya. Renunciar a tu orgullo e integridad por una persona a la que, quizás, no la importes demasiado como para quedarse en tu vida, al menos un rato mas. Sabes que has cambiando cuando eres capaz de renunciar a una mujer en favor a un amigo, ahogando tus sentimientos en el más amargo alcohol llamado soledad. Sabes que has cambiando cuando en vez de actuar a la defensiva, te sientas a hablar y a dialogar. Pequeños detalles que, de haberlos aplicado en el pasado, distinto sería el presente. Pero es tarde, pero no lo suficientemente tarde como para aprender; o quizás sí.

Nunca había temido al amor. Pensaba que era algo que venía, y se iba. Nunca imaginé la herida que podía dejar, y el miedo que dejaba en tu cuerpo. Llegar a tener sentimientos confundidos entre amistad y amor. Sentimientos alterados cuando nunca antes se habían encontrado en semejante estado.

Llorar y sufrir es mi rutina. Sentarme delante del ordenador y escribir para no reventar, para no gritar. Todo me afecta. Intento renunciar a todo, intento mejorar, intento ayudar. Pero la mayoría de veces de poco sirve. Ves que tu grupo de amigos se parte sin que tú puedas hacer nada. Una amiga que renuncia a sus amigos y su libertad por un machista, un amigo con cáncer, otra embarazada por un error con su ex, un amor imposible entre dos amigos... Y yo viendo pasar la vida como espectador. Intentando mantener la unidad y ver que nada cambia. Que poco a poco esa pequeña felicidad se esfuga. Hacía mucho, mucho tiempo que no sufría de insonmio. Recuerdo que podía pasarme semanas sin poder dormir bien, hasta que conocí a esa persona, esa fuente de felicidad constante que nunca se acababa, pero se acabó. Tú mismo la tapaste con tus estupideces y hoy te toca buscar pequeños manantiales en el desierto de la vida en la que, rara vez, encuentras a alguien como tú.

Siempre confié en ti, Señor. Me creaste así, pusiste en mi camino a una persona a la que acabé amando con todas mis fuerzas. ¿Porqué me lo arrebataste? ¿Porqué no lo evitaste? ¿Porqué no me hiciste ver las cosas antes de que pasaran? Demasiadas preguntas sin respuestas. Demasiado dolor sin consuelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...