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viernes, 2 de enero de 2015

Adiós 2014, hola 2015

Aunque llego tarde a hacer esta entrada sobre mi año 2014, quería hacerla a toda costa, independientemente de las fechas y de que mucha gente lo haga, y es que este 2014 fue, para mi, uno de los años más agitados y que más recordaré en los siguientes.

Para mi, 2014 fue un año extraño, agitado, de recuerdos y, sobretodo, de tristezas. Nada más empezar el año empezaron las turbulencias en mi relación. Aunque parecía que se arreglaban (y es que pasé unos siguientes meses maravillosos), me engañaba a mi mismo. Comenzando el año ya había cometido decenas de errores, mentiras, desilusiones... La gran mayoría de mi mano. Mi decimoséptimo cumpleaños había sido de los mejores, rodeado de familia y grandes amigos. También empecé a estudiar marketing digital. Antes de esto había asistido a grandes eventos. El año pasado había asistido al Año dual España-Japón por su 400 aniversario de relaciones diplomáticas con mi pareja, y este año que dejamos había vuelto a asistir por segundo año consecutivo a la Japan Weekend 2.0 en febrero, un evento que tampoco era nada del otro mundo, pero que me entusiasmaba. Hice varias compras, comí y pasé el día con una de las personas más importantes de mi vida, que por desgracia, también dejé junto al 2014.
Eran meses combulsos: no llegaba a fin de mes, problemas con mi familia, problemas con la familia de mi pareja y con ella... Aunque parecía que se iba saliendo del agujero, siempre volvía a caer, y por desgracia arrastraba conmigo a muchas personas.

Llegó el verano. Quizás no puse mucho interés en los meses anteriores hasta que llegaron estas fechas de gran agitación. Empecé a tener serios problemas políticos los cuales no solucioné como debía. Dejé el partido a mediados de verano. También viajé a la Gran Depresión de mano de un pueblo al quinto coño de Madrid. Problemas que solucioné con más problemas. Cometí unos de los mayores errores de mi vida, y fue el de dejar a mi pareja sin pensar en las consecuencias emocionales posteriores. Empecé una nueva relación tras dejar el pueblo. Pese a las advertencias, hice caso omiso. Había sustituído a lo que más quería por algo pasajero, que no duró mucho. Había arruinado el verano a esa persona, y también su cumpleaños. La había abandonado. En esos días no me di cuenta, y maté totalmente mis sentimientos y mis emociones. Las ahogué literalmente, pero como una persona que se aferra a la vida intentando mantenerse a flote, esos sentimientos volvieron a frotar. Terminar el verano estaba solo, desesperado y agónico. Fue cuando me di cuenta de que quería de verdad a esa persona, que esos sentimientos, que esos momentos, no iban a repetirse en otra persona distinta. Como la letra de una canción, "eres tú, no me valen las demás", intenté luchar por lo que había abandonado, y que había perdido, posiblemente para siempre. Pobre y ciego de mi, que no sabía lo que tenía hasta que lo perdí. La lucha por lo que quieres y persigues sólo merece la pena cuando sabes que hay alguna posibilidad de ganar, de lo contrario es tontería seguir en una batalla, en una guerra que lleva perdida semanas. Pero no reaccioné, no a tiempo. Era tarde, y yo me negaba a aceptarlo. Me negaba a olvidar, me negaba a continuar mi vida solo o con otra persona. Pero ella tenía otros planes de futuro, los cuales se separaban, mucho, de mi camino, de un camino mutuo. Quizás fueran las semanas más tristes de mi vida, y las que más pena daban, porque enviar audios a un amigo, llorando, sobre esa persona... No es la mejor forma de recuperar nada. Y, en el fondo, siempre me alegré y me alegro de que continuara su vida, de que no sufriera ni que estuviera triste. Sería egoísta arrebatar esa felicidad sólo por tus necesidades emocionales. Y menos continuar algo acabo, pues nada volvería a ser lo que era posiblemente. Quizás fui idiota, estúpido, bipolar... Pero de algo jamás dudaré en mi vida, y es que te amé, te valoré y luché por ti como jamás nadie lo haría. No me arrepiento de ir a ese barrio, a esos sitios, y seguir extrañándote. No me arrepiento de haberlo dejado todo, de poner en peligro mi propia integridad física, sólo por verte y estar contigo, aunque fuera unos pocos minutos. No me arrepiento de haberme presentado allí y de haberte mostrado como soy. Sufrí, ¿y qué? Algo era seguro, y es que cuando quieres a una persona con locura haces lo que sea, pero cuando la batalla está perdida sólo queda retirarse, abandonar. Y así fue, pues no soy nadie para privar de felicidad a ninguna persona, menos a ti. Y seguí cagándola, porque soy así, pero así fueron mis meses.

Con depresión, agonía y tristeza en mi cuerpo, pasaron los meses. Intenté centrarme en mis estudios, en mi trabajo, en mis amigos. Pude haber perdido a muchos de ellos, pero luché y con éxito conseguí recuperarlos.

Otoño. Recuperé el contacto con una vieja amiga del colegio, y empezamos a salir todos, casi todos los días. Si no empeoré fue gracias a vuestras tonterías, a las risas, a los momentos, a las fotos... Es entonces cuando me di cuenta de que no estaba solo, y que tenía un gran tesoro: ell@s.

Mi año 2014 terminó así, sombrío, solitario. Con la muerte reciente de un tío paterno mío, ni siquiera la felicidad iba a llegar de mano de la familia. Posiblemente fuera mi castigo por todo el daño que hice. Pero hemos empezado 2015, un año para el cambio (como el hastag), en el cual prometo ser yo mismo, esforzarme en lo que me gusta y trabajar a sol y sombra, sin que nada ni nadie pueda acabar conmigo, ni los sentimientos ni los enemigos ni el estado. Un año en el cual espero mejorar, y es que ya tengo mi propia lista personal de propósitos, los cuales no mostraré aquí. Lo peor ya ha pasado, y depende de mi, depende de nosotros alcanzar el cielo este año 2015. Que nada ni nadie me pare ni nos pare, pues todo sufrimiento es temporal y cualquier situación puede cambiar. Sólo pido una cosa a Dios para este 2015, y es salud para mi, para mi familia y para esas personas que quiero tanto y que, sin ellas, mi vida no sería la misma. No pediré ni oro, ni trabajo ni pan, pues todo esto sólo lo conseguiré yo sin que nadie deba o pueda proporcionarmelo. Ansío que vaya pasando este nuevo año y que todo vaya a mejor. Que haya sorpresas, estabilidad y momentos. Y tengo la sensación que algo fuerte pasará en estos doce meses, algo que jamás olvidaré. Lo intuyo, Dios tiene algo preparado para mi, pero el muy cabrito no da pistas. Que sea lo que él quiera y que nada peor pueda pasar este año.

¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO 2015!


José Manuel, Antonio, Santiago, Natalia, Jaime, Ruben, Bea, Juanan, Charles, Nacha, Jenny...
Gracias por esta aquí siempre, por tener una de las mejores despedidas de
año de la historia, juntos. Por dar y recibir tanta felicidad y tantos
momentos. Jamás nos separarán, ni nada nos parará.

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