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domingo, 14 de septiembre de 2014

Mensajes.

Hay días en los que no hay nada que hacer, entonces entras en esa vieja de cuenta de Tuenti que tenías y que no ha nada cambiado nada hasta entonces. Te aburres y empiezas a hurgar en la bandeja de entrada. Pasas por encima mensajes irrelevantes, hasta que te percatas de la cantidad de mensajes que tienes con esa persona, que ya no está. Esos mensajes a altas horas de la noche, esos mensajes con vuestros problemas, con vuestras inquietudes. Esos mensajes cariñosos, esas canciones dedicadas... Abrirlos y analizarlos. Te das cuenta, ahora, de muchas cosas: de tus contestaciones (si las había), de tus chorradas, de esas terceras personas...


En esos momentos no te das cuenta del impacto que haces en un futuro cercano. De como esas respuestas pasotas propiciaron a perder, poco a poco, su cariño, su confianza en ti. Del que eras reincidente de todos sus miedos que te confesaba. De las falsas promesas que juraste. "Si tú te vas, yo me voy de este mundo", y aquí sigues, leyendo (o escribiendo como es mi caso), sin hacer nada de lo que prometisteis. Qué novedad, ¿no? Esos mensajes que la decías, en cierto tono cansino, que siempre lucharías por ella, que no volvería a pasar, que "eras capaz" de hacerte cualquier cosa si os separábais. Ahora estáis solos, cada uno con su vida, aunque duela. A ella le dolió, y a ti no hasta que la herida no se abrió del todo. Hoy tienes una hemorragea, una hemorragea en el corazón. No se cierra, sólo se abre según pasan los días, sin muestras de que se vaya a cerrar en las próximas semanas. La suya se cerró, se la cerraron. Su hemorragea era profunda y dolorosa, pero tenía un gran botiquín a su disposición: sus amigos, su familia y esa nueva persona que apareció en su vida sin avisar y que la ayudó a sanarse. Hoy tú no tienes nada. Creías que lo tenías todo, que podías vivir sin ella. ¿Quién vive con una puñalada en el corazón y puede contarlo por mucho tiempo? El sangrado la duró más de dos meses, ahora te toca desangrarte mientras que ves esos viejos mensajes y cartas, esos tuits que ya no van para ti y esos momentos en Instagram en los que tú no estas. Ya no. Ya no eres parte de su vida, has muerto para ella. Sin embargo, su amor sigue en tu corazón sangrante, y algún día, el sangrado acabará con lo que quede en él de cariño.

Ojalá fuéramos videntes y pudiésemos evitar o cambiar las cosas, pero no es así. Ahora toca arrepentirse de las contestaciones dadas, de las malas acciones. Estas herido de muerte, solo toca esperar. Tu momento llegará, porque te toca pagar por tus acciones. Dios es justo, el karma es justo, el destino es justo. Tienes todo en tu contra, amigo mío. Sólo prende el mechero, enciende ese cigarrillo doblado de tu mesa y espera a tu momento. Porque llegará duramente a tu débil corazón, y tendrás que morir.

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